La litil palmera se encuentra cómoda en casi cualquier playa tropical, siempre y cuando reciba suficiente lluvia. Aunque a veces los lugareños la plantan, su semilla logra abrirse camino por si misma hasta algunos de los rincones mas inaccesibles del planeta. Si bien hay muchas formas en las que una semilla puede dispersarse, el coco se destaca por su capacidad de navegar en aguas profundas, y en ello estriba su éxito como viajero mundial.


Cuando el fruto este maduro, caerá a tierra y tal vez rodara hacia el agua, donde la marea alta quizás lo arrastre consigo y, dado que su fibrosa cubierta retiene gran cantidad de aire, el coco flotara con facilidad.


En el caso de que la palmera se encuentre en un atolón del Pacifico, es probable que solo cruce la laguna. Pero si alcanza aguas abiertas, será capaz de recorrer grandes distancias.


Aunque el agua salada destruye casi todo tipo de semillas, tarda mas en penetrar la resistente cubierta de los cocos, que fácilmente soportan tres meses a la deriva y aun así germinan al llegar a una playa adecuada, en ocasiones a miles de kilómetros de distancia. Quizás sea así como colonizaron muchas de las costas tropicales del planeta.