La flor

Posted on 8:36 In:

La flor constituye el conjunto de órganos reproductores de las plantas fanerógamas angioespermas. Dichas estructuras se forman a partir de yemas que se encuentran en el extremo de las ramas y en las axilas de las hojas.


Cuando una planta fanerógama se desarrolla, cada hoja de las yemas floríferas da origen a una parte de la flor y se modifica para constituir las piezas florales.


A su vez, las piezas florales con iguales características (estructurales y funcionales) se agrupan para constituir los ciclos florales. Por ejemplo, los pétalos (piezas florales) forman la corola (ciclo floral).


La flor, el organo reproductor


El tallo que sostiene las flores se llama pedúnculo y su punto de unión con la flor se conoce con el nombre de bráctea. El pedúnculo separa a la flor del tallo y gracias a él llega la savia a los tejidos. El extremo superior del pedúnculo está dilatado y se abre en un receptáculo.


EL ÓVULO:

El óvulo de la flor se halla recubierto por una membrana abierta en la parte superior que deja libre un orificio denominado micrópilo. Esta cavidad está llena de núcela (sustancia compacta, que en su interior resguarda el saco embrionario). Este, a su vez, posee en la parte superior tres células: la oosfera (principal célula femenina) y a los costados dos sinérgidas (que de acuerdo a la necesidad pueden reemplazar a la oosfera). En el centro del saco embrionario se halla un núcleo y en la porción inferior de éste otras tres células, las antípodas.


Cada óvulo contiene una célula madre que se divide por meiosis para formar cuatro megaesporas. Una de ellas se convierte en el megagametófito, desintegrándose las tres restantes. Su evolución depende de las características de la planta. En términos generales se forman varios núcleos, de los cuales uno queda como gameta femenina.


Los protozoos

Posted on 11:55 In:

Son organismos unicelulares que aparecieron en una época muy temprana de la historia de nuestro planeta. Para desarrollarse y sobrevivir necesitan ambientes muy húmedos o líquidos. Actualmente se conocen unas 20 000 especies diferentes de protozoos, pero permanentemente se descubren otras nuevas. Muchas de ellas se agrupan formando colonias. Otras son parásitas y se nutren de las sustancias que producen los seres vivos a los que permanecen adheridos.


Clasificación de los protozoos


Podemos diferenciar cuatro principales grupos de protozoos:


Flagelados: presentan una o varias prolongaciones en forma de pelos que utilizan especialmente para movilizarse. Algunos poseen clorofila, razón por la cual ciertos biólogos los consideran vegetales.



Sarcodinos: se movilizan mediante prolongaciones de su cuerpo celular (el citoplasma), denominadas pseudópodos (significa falsos pies). A este grupo pertenecen las amebas.


Esporozoos: abarca numerosas especies parásitas. Algunas son inofensivas; otras, en cambio, provocan enfermedades. El Plasmodium, por ejemplo, inoculado por el mosquito anofeles, produce el paludismo. Ciliados: forman el grupo más evolucionado.


El ciliado más conocido es el paramecio: posee un orificio oral, otro anal, dos núcleos, vacuolas digestivas (estómagos), vacuolas pulsátiles, pelos que rodean su cuerpo (cilios) y le permiten un rápido desplazamiento. El movimiento continuo provocado por los cilios de los paramécidos crea una corriente de agua que lleva hacia la boca las partículas alimenticias.